PROYECTO DE LEY
Artículo 1°.- Declárase Personalidad
Destacada de la Educación de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires a la Sra. Marta
Beatriz Royo, por sus incontables
contribuciones al campo de la enseñanza
inicial, media y superior.
Artículo 2º – Comuníquese, etc.
FUNDAMENTOS
Señora Presidenta:
Marta Royo nació en la ciudad de La Plata en
1937. En 1955 obtuvo su título de Maestra
Normal, y cuatro años después se recibió de
Profesora de Castellano y Literatura. Su
carrera docente comenzó a los 19 años de
edad, cuando ingresó como maestra suplente
de primer grado inferior en la Escuela 25
del Consejo Escolar 2, debido a la falta de
docentes para suplencias pero,
especialmente, gracias a su excelente
promedio. Esta primera experiencia fue una
suplencia de casi todo el año. Al año
siguiente, por pedido del director de la
escuela, Marta volvió como maestra suplente
y lo mismo sucedió en 1958. En 1959, fue
llamada de la escuela “Úrsula Llames de
Lapuente”, en la que enseñó el tercer grado
durante ese período lectivo.
Sobre su experiencia en la enseñanza en
escuela primaria, Marta dice que fue
especialmente enriquecedora. Sin embargo,
sus logros más destacados se dieron en la
enseñanza media y superior, especialmente en
el Colegio Nacional de Buenos Aires y, como
ella misma lo define, en la “formación de
formadores” en el Instituto Superior del
Profesorado “Joaquín V. González”.
En 1960 comenzaría entonces una experiencia
educativa que se extiende hasta el año 2011:
su ingreso como docente de Latín en el
Colegio Nacional de Buenos Aires,
institución de excelencia en la que, por más
de 50 años, ayudó a formar a varias
generaciones. Marta enseña a sus alumnos de
manera dinámica una materia tan particular
como el Latín, con una didáctica en la que
la lengua que ya no se habla se integra a
nuestro presente.
Marta fue una de los pocos profesores del
Colegio que sobrevivieron en su cargo
durante la última dictadura militar. En
1976, Romualdo Maniglia, rector del colegio
y adherente a la política impuesta por el
gobierno militar, cesanteó a muchos de los
profesores de la casa. Aquellos que no
fueron expulsados y no adherían a la gestión
sufrieron la opresión del rector. Entre
ellos se encontraba Marta. Junto con otros
profesores progresistas, había conformado
durante la gestión anterior las Mesas de
Trabajo, espacio en el que profesores y
alumnos se reunían y discutían abiertamente
nuevas formas de aprender y enseñar. Por
eso, durante la época del Proceso militar,
Marta fue seguida por los servicios de
inteligencia las 24 hs. Sin embargo, la
Prof. Royo siempre manifestó abiertamente su
repudio al régimen severo establecido
adentro del Colegio, y se negó a participar
en cualquier acto oficial. Esta oposición
quedó documentada en incontables anécdotas
de profesores y exalumnos.
Entre los ejemplos de la integridad de
Marta, los profesores recuerdan que fue una
de los pocos que defendió a la Prof.
Barbagelata, Jefa del Departamento de Latín,
que había sido removida de su cargo por no
comulgar con las nuevas autoridades. Cuando
Marta se dirigió a la Rectoría del Colegio a
preguntar cuáles eran las razones de dicho
desplazamiento, las autoridades amenazaron
con echarla.
Marta no se amedrentó, y cuando se redactó
una carta a Videla denunciando las
irregularidades en los nombramientos del
Colegio, fue una de los pocos profesores del
Colegio que se atrevió a firmarla.
Los exalumnos recuerdan también con mucho
afecto cómo Marta los defendía de los abusos
del rector. Cuentan que, durante una clase
de Latín, una preceptora entró al aula y
quiso sacar a un alumno de la clase porque
lo requería el rector. Marta la puso en su
lugar diciéndole que en primer lugar debía
dirigirse a ella como correspondía, dándole
los buenos días y pidiendo “por favor”, y
luego dijo que el alumno no podía salir del
aula porque ella lo necesitaba para tomarle
lección oral: a partir de ese día, cada vez
que el rector mandaba llamar a un alumno que
se encontraba en clase con ella, siempre
estaría “tomando lección oral”[1].
Hacia fines de los años ’80, Marta Royo
estuvo al frente de la Comisión Directiva de
la Asociación Docente del Colegio Nacional
de Buenos Aires. Entre los proyectos que se
desarrollaron, propuso a las autoridades un
reglamento para el Personal Docente de los
colegios preuniversitarios de la Universidad
de Buenos Aires, inexistente hasta ese
momento. Si bien este proyecto no recibió
respuesta alguna de las autoridades del
Colegio y de la Universidad, sí tuvieron
éxito en la gestión de creación del
Departamento de Orientación, espacio de
ayuda y contención para los alumnos.
En el ámbito de la formación superior, no
podemos dejar de mencionar los incontables
aportes de Marta. En 1960 ingresó como
profesora suplente de Latín II en el
Profesorado “Joaquín V. González”, y en 1971
ya emprendió una carrera como profesora
titular, la cual continuaría
ininterrumpidamente hasta el año 2002. Marta
fue miembro de la Comisión Directiva del
Profesorado en 1994, y también participó
activamente en las comisiones asesoras para
la provisión de cátedras interinas de Latín
por concurso de antecedentes desde 1990
hasta 2001.
Es fundamental destacar la actividad de la
Prof. Royo en el espacio de las
publicaciones de enseñanza del Latín, tanto
para nivel secundario como para nivel
universitario. En 1983 publicó Latín I –
Lengua y Civilización, y en 1987 publicó
el segundo tomo de este trabajo. Dichas
obras son de consulta obligatoria para todo
docente o alumno que se interne en los
estudios de la lengua y la civilización
latinas clásicas, y ambos continúan
utilizándose tanto en el profesorado como en
el Colegio Nacional de Buenos Aires. Todas
las publicaciones de Marta son testimonio de
su afán por mejorar día a día la
comunicación entre el docente y el alumno,
además de defender la importancia de la
enseñanza del Latín en la escuela
secundaria.
En el ámbito académico, Marta recibió muy
merecidos reconocimientos: en el año 2006,
fue nombrada Directora General del Instituto
de Investigación en Humanidades “Dr. Gerardo
Pagés”. Ese mismo año, recibió el Premio
“Homenaje a la Trayectoria Docente”,
otorgado por la Asociación Cooperadora
“Amadeo Jacques”, del Colegio Nacional de
Buenos Aires. Quizás el reconocimiento más
destacado hasta la fecha haya sido su
nombramiento como miembro de número de la
Academia Nacional de Educación en 2009.
Corresponde que la Ciudad de Buenos Aires
rinda este homenaje muy merecido a una mujer
que dedicó toda su vida a la enseñanza y al
fortalecimiento del vínculo entre docentes y
alumnos, a una mujer que, pese a haber
vivido épocas muy difíciles de la historia
de nuestro país, nunca renunció a sus
principios y a sus valores morales, dos
características fundamentales en una persona
que dedica sus esfuerzos a educar a futuras
generaciones.
Por lo anterior, solicito la aprobación del
presente Proyecto de Ley.
[1] Extraído de Garaño, S.,
Pertot, W., La Otra Juvenilia.
Militancia y represión en el Colegio
Nacional de Buenos Aires, 1971-1986,
Buenos Aires, Biblos, 2008.